jueves, 7 de febrero de 2013

Esperanza y Cierra España


Ecosocialistas, socioecologistas, sociocomunistas, anarcosocialistas, defensores de la democracia directa a través de Internet Explorer, defensores de la democracia directa a través de Google Chrome, y así, tantos etcéteras como individuos, como matices haya sobre matices. Atomización infinita, al fin, sin transigir hacia una imprescindible convergencia. Ante tal panorama de disgregación de la izquierda, uno de los miedos conspiranoicos que empieza a rondar por el ambiente, ya enrarecido de por sí, es el del advenimiento de algún iluminado con la labia suficiente como para, tirando de populismo y abanderando patrias y banderas, consiga ponerse al frente de las masas y, dando un puñetazo en la mesa, ordene a formar filas sobre un montón de cristales rotos.
En este caso aguardaríamos en nuestro imaginario, la aparición de algún señor bajito, de bigote recortado, culón y con cara de malas pulgas. Pero, ¿y si estamos errados y, en lugar de este arquetipo de salvador hispano, se tratase de Agustina de Aragón? ¿Y si fuese una señora con aspecto de ama de casa, de sonrisa pícara, de peinado cuidadosamente mimado los viernes en la pelu y fama de llevar con mano de hierro los domésticos asuntos económicos y de orden social? ¿Y si la marcha atrás no hubiese sido más que un coger impulso para, con el apoyo mediático necesario reaparecer como Caudilla impoluta de toda mancha (a los ojos de los que así lo quisieran ver) y adalid de los buenos usos y costumbres de los españoles de bien?
Y es que la referida fragmentación de esa parte de la sociedad que es defensora a ultranza de los servicios públicos sobre los cortijos privados, de los instrumentos democráticos por encima de las arbitrariedades de los magnates del proxenetismo ya sea lúdico, ya sea de cualquier otro tipo, de la equidad social sobre el salvaje liberalismo económico, es decir, de aquellos principios que siempre han conformado lo se ha venido denominando ideología de izquierdas, deja patente la incapacidad de, olvidando los matices, o por lo menos dejándolos en suspenso, llegar a un acuerdo de mínimos para conseguir representar a toda esa parte de la Sociedad huérfana actualmente de referentes creíbles y, sobre todo, confiables.
Así que, mientras, El Mundo se tira a la yugular del PP, Manos Limpias se presenta como defensor de la Democracia en cuanto pleito justiciable se plantee, la Monarquía parece dar sus últimos estertores, aparece Doña Esperanza desde su retiro espiritual, dispuesta a dejar su recién estrenado empleo como Head Hunter (Cazadora de Cabezas, si tomamos el literal, glub) y dedicar su vida en cuerpo y alma a regenerar el agónico sistema español, cual lavativa aliviadora.
Y es que o nos ponemos las pilas o la cosa se puede poner verdaderamente acojonante.

lunes, 4 de febrero de 2013

Se Busca Lance Armstrong


Hace escasas fechas asistimos a la entrevista que Oprah Winfrey realizó a Lance Armstrong y en la que el ex ciclista norteamericano confesaba que, durante muchos años, consumió diferentes sustancias dopantes, gracias a las cuales, logró vencer en numerosas competiciones, al tiempo que engordaba su cuenta corriente y engañaba a miles de aficionados de los que los domingos sacan sus bicis y se pegan la gran panzada mañanera tratando de emular a éste y otros héroes con pies de barro. Esta confesión no fue sino la constatación de lo que ya muchos intuíamos. Es de esas cosas que todo el mundo conoce, pero que nadie es capaz de probar. De las que todos saben y todos callan. Son de esas trampas tejidas con la compleja estructura de la ingeniería de la falsedad y basadas en la Ley del Silencio. Red que sólo es capaz de romperse cuando aparece la figura del arrepentido. De ese Lance Armstrong que, (seguramente, incluso muy a su pesar y envuelto en un manto de sensiblería fingida propia de la peli del Domingo por la tarde en Antena 3, y posiblemente, asegurando el salto sobre un buen colchón económico) tire de la manta. Que ahogado por la presión de los Medios y de la gente de bien, termine por explotar y poner patas arriba las estructuras mafiosas de los sistemas corruptos.
Por eso, se busca algún Lance Armstrong en las filas del PP. Se busca a alguien que todavía le quede un atisbo de buena conciencia, de ética, de moral, de sentido social. A alguien que, en algún momento entrara en política por convicción y no para no dar un palo al agua. Alguien valiente que, aun teniendo su mano manchada por la indecencia de algún sobre corrupto, mantenga las agallas de dar un paso hacia delante y explicar a esta sociedad que es verdad todo lo que nosotros ya sabemos. Alguien que ponga en valor el principio universal de la Justicia. Alguien que nos pida sinceramente perdón y nos ayude a recuperar, al menos, parte del dinero que, ahora, nos están escamoteando de la Sanidad, la Justicia, la Educación. Alguien que nos eche una mano a la hora de poner a cada uno en su lugar y a desenmascarar, sin que quede lugar a duda, a tanto impresentable vividor de nuestro esfuerzo y nuestro sudor, de nuestra hambre, de nuestra miseria y de nuestra sangre. Alguien que se dé cuenta que no es posible que el único castigado por iniciar la persecución de tanto fantoche sea el Juez que empezó a tirar del hilo de tamaña organización. Por ello, y aunque seguramente no sea más que una utopía, se busca Lance Armstrong.

viernes, 1 de febrero de 2013

Te lo Juro


Confirmado: la señora de Cospedal tiene la absoluta certeza de que, en general, los habitantes de las Hispanias somos gilipollas. La de los múltiples empleos, con sus correspondientes emolumentos, la que restringe el derecho de los ciudadanos a representar a sus vecinos ahogándoles los ingresos y limitando tal  posibilidad únicamente a los políticos de carrera o a los pudientes adinerados, la que antepone los intereses económicos de honrados empresarios privados a las necesidades sanitarias y vitales de los habitantes de muchos de los pueblos de la Comunidad que ella dirige, la que veía graves conspiraciones persecutorias contra el PP por parte del Maquiavelo-Rubalcaba y sus secuaces en tiempos del mandato del ínclito Zapatero (otros vendrán que bueno te harán, decía una tía abuela mía, con perdón). Pues sí, ella.
Parece que, ahora, empieza a coger apariencia física, en forma de documentos, los mamoneos y los tejemanejes que los populares llevan siglos perpetrando y que eran vox populi entre la población que sabía, sin poder demostrar, el conchabeo  entre políticos y empresarios de la construcción, el engorde de facturas para servicios realizados a las Administraciones, o el ajuste a unas concretas características de un determinado producto para que fuera éste el elegido y no el de la competencia.
Y, la verdad, es que no son pocas ni superficiales las razones que tiene la señora de Cospedal para pensar que tal calificativo merezcamos. Ahora va a jurar y a hacer jurar a los más mandantes de los Populares, por el niño Jesús de Praga o por Snoopy, cuestión que está por decidir en próximo cónclave en la Génova madrileña, que ellos no han tocado ni un duro en dinero B. Y si no les creemos, pues que hasta nos enseñan… su Rentas. Lo dicho, que nos toman por el pito del sereno con una desvergüenza sin límites. Pero como decía, razones no les falta para tenernos en tan poca estima si acaban de ganar por mayoría absoluta aplastante hace escasamente un año unas elecciones generales, hace menos tiempo todavía en la Galicia de Baltar y antes de Cuiña y desde hace siglos en la Valencia de Camps y Barberá.
Esta gente es maestra experta en hacer creer a los ciudadanos que, como todos los políticos son iguales, es decir basura corrupta, pues mejor votadnos a nosotros que, al fin y al cabo, lo nuestro son negocios y lo de ellos, sucio bandolerismo de los que dicen ser amigos de los pobres.
Pero yo sigo en mis trece. Sigo pensando que no todos son iguales, porque no todos somos iguales. Y hay que demostrárselo. Es imperativa una regeneración democrática del sistema. Caiga quien caiga. Y hay gente dispuesta a llevarla a adelante. Pero ya nos falta confianza a todos. Desconfianza hasta en el de al lado. Y de eso se aprovechan. También puede ocurrir, que acaso, este país de Lazarillos de Tormes, de Rinconetes y Cortadillos, no se merezca más que ladrones sinvergüenzas o salvapatrias sableenmano que nos enseñen a guardar las formas.